martes, 4 de noviembre de 2008

Ya No Existen Caballeros


Recordando uno; de la gran cantidad de empleos que he tenido, era el de lavacoches en un estacionamiento. No cualquier lavacoches, tenía lic en lavacoches con maestría en viene viene.
Entró una señora en su auto, dándome cuenta que no era muy hábil para manejar decidí acudir en su ayuda, parándome detrás del auto para echarle aguas.

En eso baja la ventanilla y me dice: ¡joven creé qué no me sé estacionar! ¡Sola puedo! Está bien señora usted disculpe, respondí y me di la vuelta, en eso escucho un golpe contra la pared y veo a la mujer molesta por estampar la defensa en la pared, dándole un buen rayón.

En ese mismo momento veo una señora que luchaba con su auto y le di una ayuda, gentilmente agradeció con un movimiento de cabeza y una sonrisa. Y bajando de otro auto una señora me grita ¡joven, joven a mí por qué diablos no me ayuda eh! ¡No puede ser qué servicio! Dijo la señora molesta y saliéndose del estacionamiento.

Tres de la tarde, termina mi turno; camino para tomar el camión que me llevará a casa, veo un señor que se detiene para ceder el paso a unas muchachas y una de las muchachas dice: -nos dio el paso, sólo para ver nuestro trasero, viejo caliente.

A lo que yo pude observar el señor ya no podía calentarse tanto por la edad avanzada y el trasero de las muchachas era como de paletero en bajada.

Llegando a la parada de camiones, baja una señora con varias bolsas, un muchacho se acerca y ofrece su ayuda, a lo que la señora amablemente contesta: -¡No gracias, me ves coja o manca para que no pueda hacer las cosas!

Subí al camión, me siento y saco mi revista decidiendo pasar ameno un rato, el chofer arranca y para a los pocos metros para subir pasaje. Veo que suben unas muchachas de secundaria,, notándolo por el uniforme, me levanto de mi lugar y le digo: señorita siéntese, -gracias contestó y en cuanto me volteé, escuche como le dice a su amiga, viejo pendejo déjalo que se canse. Por fin bajo del camión; camino a casa pensando en como la sociedad se queja de que no hay caballeros, pero uno se porta amable y la gente lo critica, hace una mala cara o simplemente te tachan de caliente, pero mientras haya quien agradezca los gestos de amabilidad, mientras exista una sola dama hay que tender la mano en lo que uno pueda, no importa que lo tachen de pendejo.

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