martes, 24 de febrero de 2009

Tamaulipas

Uno de mis primeros amores lo conocí cuando viajaba por la hermana república de Tamaulipas, recuerdo que fui a su playa “Bagdad” que está a unos cuantos minutos de Matamoros, ahí conocí a Azucena, una chica alta, guapa y muchas cualidades que los hombres verían a simple vista y una que otra mujer la criticarían por tener buen cuerpo.
Estaban jugando con una pelota a pasarla sobre la red, ya fuera con las manos, cabeza, pies, hombros, etc. Un tipo de volleyball pero con trampitas, por suerte un equipo no estaba completo. Sólo los observaba jugar sin decir nada fue cuando uno de ellos gritó ¡Compa, véngase a jugar pa completar el equipo! (un acento norteño y casi regañándome), claro me levanté y fui corriendo para ayudar al equipo en desventaja, mostrándoles mis cualidades como buen deportista, no hice ningún punto, sólo terminé todo lleno de arena y un poco rosado puesto que la arena se había metido quisquillosamente entre mis pantaloncillos cortos.
Terminamos el partido y nos fuimos a tomar unas chelas. Todos ellos estudiaban en la misma escuela, me preguntaron por mi oficio y con orgullo dije: cuentacuentos callejero a lo que unos se rieron en tono de burla, pero una chica llamada Azucena me pidió que no les hiciera caso, que le contara más sobre mi vida, me tomó de la mano jalándome a caminar por la playa, estuvimos platicando muy buen rato, nos vimos frente a frente y nos dimos un beso creo que fue la primera vez que me enamoré, bueno sin contar a cristina aquella chica, que cuando estudiaba en la primaria me cautivó, me enamoró pero por mi inmadurez nunca le dije nada, aunque todos los años de la primaria la veía con ojos de enamorado (de zopilote a medio morir.)
El chiste es que Azucena y yo sentimos un gran cariño el uno por el otro, pensamos en una relación duradera y me pidió que la llevara conmigo.
Fuimos a conocer a sus papás pero en cuanto supieron de mi profesión me corrieron de su casa, con pistola en mano. Jamás supe de ella, bueno si un día regresé y la vi con un muchacho dándose un beso, fue cuando decidí mejor alejarme y no interrumpir a aquellos tórtolos enamorados.

Reunión Cosmopolita

Una ocasión me tocó viajar a Guanajuato, ¡qué hermoso! Sus calles, construcciones, el Pípila, el callejón del beso, (ahí no me paré porque no tenía a quien besar), varios museos, una buena borrachera que me puse con la estudiantina, etc. Ahí conocí a que andaban igual de alegres que yo me invitaron a una fiesta, acepté además se veían buenas personas alegres, amables, borrachillas y acá entre nos también les latía fumar esa cosa que alegra los corazones.

El chiste es que llegamos a la fiesta, era una reunión un poco loca, puesto que era la despedida de un italiano que esa noche regresaba a su tierra, a la hora de la despedida todos andábamos medio melancólicos (eso que yo lo acababa de conocer) despidiéndonos del buen amigo Eros. En mi mente y en mi viaje comencé a tararear aquella canción llamada las golondrinas que dice algo así: A donde irá veloz y fatigada la golondrina que de aquí se va…
Por fin se fue, nos quedamos a seguir la fiesta internacional, bueno éramos seis mexicanos y seis franceses, pero se veía tan chistoso, unos hablando en francés, otros en español, un francés enseñándole el idioma a una mexicana y había un mexicano que le estaba enseñando el arte del idioma español al francés. Alimentando el léxico con palabras como: Carnal, tranza, me cae, chido, a huevo, etc. También dándole una cátedra importante de albures, le hizo saber que cuando el se necesitara dirigir a una persona con respeto, le tendría que decir ¡qué onda hijo de puta! Así la persona se sentiría halagada.

Pensé: no cabe duda que el mexicano es como la chingada, no se nos va ni una y en cuanto podemos nos mofamos del extranjero, haciéndolo que diga cantidad inmensa de pendejadas. Por eso cuando uno quiere aprender otro idioma le cuesta tanto trabajo, porque piensa que todos le dirán las mismas cosas que uno dice al extranjero.

La fiesta estuvo genial, me divertí muchísimo, además hubo un momento en el que todos andábamos un poco elevados espiritual mente gracias a nuestra amiga María, madre de la risa y alimento del alma.

Ya le habíamos quemado buen rato las patas al diablo, todos estábamos en nuestra rollo, unos hablaban de una cosa, otros de otra cosa, o simplemente no hablaban y veían lo que decían los demás. Comencé a tocar un poco los tambores (bueno realmente era una cubeta de plástico pero hacía bien su papel de tambor), no faltó quien me hiciera segunda tocando en una mesa, otro agarro un envase de refresco y lo comenzó a golpear con una cucharita haciendo el sonido de la clave, así cada quien tomó su instrumento musical y se armó un gran concierto, juraría que éramos mejor que la misma sinfónica.

Después de andar cada uno con su tema, comenzamos a hablar de nombres chistosos, ya mencionábamos algunos como: Petronila, Nepomuceno, Aniv de la rev (este nombre es porque las personas ven en el calendario Aniv de la Rev. Piensan que es un santo y en realidad se festeja el aniversario de la revolución) Expedito, Lady Di etc. Tantos nombres bonitos que podemos hallar en nuestro lindo país.
La verdad los franceses también estuvieron diciendo nombres pero como yo no les entendí ni jota no te los puedo platicar. El chiste es que todos reímos con la cantidad enorme de nombres. Seguimos en la fiesta, unos tomando, otros fumando, otros tomando y fumando, uno que otro fumó tabaco, luego cuando estábamos rolando el buen cigarro de la vida, todos reunidos como hermanos me tocó preguntarle al tipo que estaba junto a mí (que conoció a los de la fiesta en la calle ese mismo día) -¿Cómo te llamas? -Herculano, por eso cuando estaban criticando a los de nombres culeros mejor me callé, todos comenzamos a reírnos del nombre, ya lo traíamos con la carreta, Herculano me prestas dinero, Herculano dame dinero, etc. El chiste es que este canijo no necesita apodo, puesto que sus padres le dieron
en toda la madre el día que nació.

martes, 10 de febrero de 2009

LUIS OMAR MONTOYA ARIAS





Un saludo a todos los lectores de este blog, bueno hoy si nos toca hablar de una personalidad de Irapuato. Mi gran amigo Luis Omar Montoya Arias (mejor conocido como el gato montoya) conocedor y estudioso del corrido y la banda, apasionado de la música y la historia. Amigo y maestro que tuve el honor de conocerlo cuando me daba clases en la Universidad al cursar la carrera de filología...
Enhora buena gato, me alegra que estén saliendo todos tus proyectos. (aclaro dejé la carrera de filología cuando descubrí que no sé leer y escribir)



Luis Omar Montoya Arias
Universidad de Guanajuato / Universidad Autónoma de Sinaloa
puropadelante01@yahoo.com.mx

Luis Omar Montoya Arias, nació el 10 de septiembre de 1982, en Irapuato, Guanajuato, México. Estudió en CECyTEG, siendo el primer titulado como Técnico Profesional en Electrónica. Es Licenciado en Historia por la Universidad de Guanajuato, antes Colegio del Estado. Actualmente cursa el tercer semestre de la Maestría en Historia en la Universidad Autónoma de Sinaloa. Desde hace ocho años realiza investigaciones sobre la Historia de la Música Regional Mexicana. En este momento desarrolla una investigación intitulada “Tocando y bailando al ritmo de banda en el Bajío mexicano”, con la cual se titulará como Maestro en Historia.

Sus dos grandes pasiones son la Historia y la Música, ambas las trae en la sangre pues la familia Arias es histórica de abolengo, mientras que su madre y su tía María, formaron el dueto de música ranchera “Hermanas Arias de Pénjamo”. Luis Omar es compositor de corridos, siendo el Bajo Sexto, su instrumento preferido, toda vez que éste es una creación netamente guanajuatense, constituyéndose como la mayor aportación de Guanajuato a las culturas musicales norteñas.

Ha publicado en “Acta Universitaria” de la Universidad de Guanajuato, “Registro” de la Universidad del Claustro de Sor Juana en México; en “Arenas” de la Universidad Autónoma de Sinaloa; en “Tradiciones Musicales” de España y en espacios de la Universidad Autónoma de Nuevo León. Sus padres académicos son: Genaro Ángel Martell Ávila, Luis Fernando Macías García, Gabriel Medrano de Luna, Samuel Ojeda Gastelum.

Luis Omar pertenece a la novena generación de una de las ramas genealógicas de Miguel Hidalgo y Costilla, producto del matrimonio entre Soledad Gil Hidalgo y Costilla y Rafael Arias.






Los Arias de Pénjamo descienden de Miguel Hidalgo y Costilla

En junio de 2008, visitando a mi familia en Pénjamo, tuve la fortuna de conocer una versión original del árbol genealógico de Miguel Hidalgo y Costilla, misma que se hizo bajo las órdenes de Porfirio Díaz, quien personalmente la entregó a Rafael Arias, que en su momento contrajo nupcias con Soledad Gil Hidalgo y Costilla.

Entre los nombres que aparecen en el referenciado documento histórico, está el de mi abuelo José Arias y Bribiesca, hijo de Miguel Arias y Encarnación Bribiesca. José Arias se casó con Concepción Cano, dando vida a Jesús, Roberto Mateo, Guadalupe, Alicia, Benjamín, Carlos, Lucha, Enrique, María y Pascuala Arias Cano, mi madre.

La genealogía completa de los Arias de Pénjamo es la que sigue, con base en el árbol. Los padres de Miguel Hidalgo fueron Cristóbal Hidalgo y Ana María Gallaga Mandarte. Marino Hidalgo y Costilla, hermano de Miguel, tuvo por hijo a José María Hidalgo y Costilla, quien se casó con Sebastiana Villaseñor, procreando a Josefa Hidalgo y Villaseñor. Josefa contrajo nupcias con Ignacio Gil, dando vida a Soledad Gil Hidalgo y Costilla, quien a su vez se comprometió con Rafael Arias, germinando a Miguel Arias, quien se matrimonio con Encarnación Bribiesca. De este último contrato social nació Marcelina, Paulino, Modesta, Gabriel, Prisciliana, Pedro y José Arias Bribiesca.

Este árbol existe, ustedes pueden consultarlo en Pénjamo, Guanajuato, siendo también una fuente a considerar para la reescritura de nuestra historia, sobre todo por la cercanía del bicentenario de la Independencia de México y el centenario de la Revolución de 1910. Bien vale la pena revalorar las fuentes que tenemos a nuestro alcance, usándolas para la concreción de presentes y futuras investigaciones de carácter histórico, delimitadas a estos dos períodos de la historia del país más importante de Latinoamérica.