jueves, 25 de junio de 2009

Fiestas









En mi largo recorrido por el mundo, llegué a una fiesta donde encrontré cantidad impresionante de personas, que por su porte podríamos decir que son de otra clase social, la verdad no sé cómo me pudieron permitir la entrada

miércoles, 10 de junio de 2009

Una Chica Polifacética

Hoy me tocará hablarles de una mujer que tengo el grato honor de conocerla, ella es simpática, de buen ver, agradable y de un excelente humor. Pero tiene algo en la cabeza que a veces no le funciona muy bien que digamos, digamos que tiene problemas de personalidad, a veces se comporta de manera muy fresa, otras ocasiones te habla de política y te dice que la izquierda es el mejor partido, luego te dice que lo mejor es la derecha, luego se la pasa escuchando música pop y al día siguiente escucha sólo narcocorrido. Tiene acentos de diferentes tipos, del sur del país, luego del centro. A veces un poco achilangada y ahora la modalidad de hablar como la gente del norte. ¡ah que caray!

Llega a contar historias que son creíbles y otras que no mucho, por ejemplo un día estábamos platicando sobre los tacos y todos decíamos que no sabíamos si en alguna taquería nos hubiesen puesto carne fina de perro, ella nos contó la siguiente historia:

Hace un tiempo estábamos en casa de una prima, teníamos algo de hambre puesto que no habíamos desayunado, ni comido eran como las cinco de la tarde, y la causa es porque estábamos cuidando la perra de mi prima que ya era un poco vieja, de raza Gran Danés, fue entonces cuando la perra, sacó la lengua, torció la cola y estiró la pata.
Las dos lloramos mucho a la hora de ver al pobre animal muerto.
Lo cargamos para ponerlo en un tambo de doscientos litros, ¡válgame Dios, estaba repesado! Mi prima dijo incinerémosle mientras le rezamos, unas cuantas cosas pa que llegue al cielo de los perros. Le pusimos gasolina y lo encendimos, de pronto comenzó a dar un mal olor por los pelos del animal que se quemaban, pero después de un rato se cocinó el animal y le dije a mi prima hay que probar la carne a ver que tal sabe.

Fui por un cuchillo y comenzamos a comer poco a poco, comenzando por la pierna y luego la costilla, era mucha nuestra hambre y nos supo delicioso aunque nos llenamos rápidamente, eso sí por cada mordida de perro soltábamos una lágrima de dolor.

Puede que piensen que me invento esto, pero en realidad pasó, lo del perro no sé, pero ella me lo contó y por suerte tengo testigos, porque si no, me lincharían por hocicón.