martes, 21 de octubre de 2008

ESTADIO

¡Dios está de mi parte! Es quincena, fin de semana, partido de fútbol y mi vieja fue a visitar a su santa madre.
¡Qué fila tan larga, así cuando entraré al estadio en un buen lugar!

Llegando a taquilla, pido mi boleto para sombra, y la señora que estaba atendiendo, con dulce voz, al igual que la chicharra que traen los de la porra me dice: no hay de sombra. –bueno uno de sol le dije: no hay me contestó con su tierna voz. –bueno ¿para qué parte hay? Para ninguna están agotadas todas las entradas.

Molesto fui caminando, pensando en que mi día no valía la pena, en eso se acercó un vendedor y me dijo:-tengo unos boletos exclusivos para entrar hasta las primeras filas, ¿Qué vale? Pregunté a lo que el muy vivaz me contestó ochocientos y por cien más te doy la playera casi original del equipo y la playera trae bordada a la virgen del charco, famosa por apoyar a nuestro equipo.
-¡muy caro! le doy quinientos y ni un peso más, con voz segura le dije: uy jefe es pior no ver el juego. !Es la final adelantada, el pronóstico dice que ganarña nuestro equipo, además en la tele y radio se oye que es el partido del año, que digo año siglo! Me convenció y le dije: le doy cincuenta más. Híjoles bueno solo porque es pa las medecinas de mi jefita santa.

Sonreí al ver mis dotes de empresario, llegué a la puerta entregué el boleto al pasar, el policía me dijo: -es falso amigo, que vivo salió, me lo tendré que llevar pal botellón a que siga viendo el partido allá desde los palcos. ¡qué, si acabo de comprar al señor que está allá! Bueno al que estaba allá, imagino que corrió rápido a comprar las medecinas que me dijo.,Mire amigo lo puedo dejar ir pero pos ayúdeme que yo lo ayudaré, me bajó trescientos pesos, pero me dejó pasar al estadio, dijo que andaba de buenas.
Por fin estaba en el juego, capoyando a mi equipo. Pedí una chela bien helada al cubetero, sentándome a ver el juego.

¡gooooool! Gritó el estadio a coro, todos nos levantábamos coreando el gol, las lágrimas casi salían de nuestros rostros, pero nos aguantábamos.

El equipo contrario, tira a gol, pega en la mano de un defensa y el árbitro pita y marca penal en contra nuestra.¡Árbitro ciego, tuerto, visco, animal! Me dejé llevar y grité a todo pulmón ¡árbitro hijo de puta! Ah que descansada me di, solté todo el coraje que llevaba dentro de mi ser. Se cobra el penal, el portero para el tiro y suena el pito del árbitro nuevamente, porque se adelantó el portero. Rechiflas y bolsas con agua comenzamos a lanzar al centro del campo. –pedimos guarden compostura, es un partido de futbol no una pelea dijo el sonido local, todos callamos y esperamos a que tirara nuevamente. Silencio de muerte, ni una mosca hacía ruido. Cobró y volvió a fallar, todos corrimos, brincamos, saltamos, reímos, y mentamos cuanta cosa pudimos, nos fuimos con el buen sabor de la victoria, del gol, empapados por cerveza y agua de riñón pero con paz en el alma, puesto que dije y grité todo lo que no puedo decir en casa

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