martes, 21 de octubre de 2008

EL CIRCO

Deambulando por las calles, llegué a un pueblito muy pintoresco, En la esquina se podía ver una anciana vendiendo, quesadillas y gorditas. Mientras las personas que caminaban cerca, podían escuchar su grito a pecho abierto diciendo: ¡gorditas, quesadillas, de frijoles, huevo, huevo con frijoles, frijoles con huevo o combinada, pásele se acaban y no se venden!
Fui explorando el lugar, hasta llegar al centro y ver el jardín principal, su kiosco, y tantas flores rodeándolo. De pronto me encontré frente a la iglesia, ¡qué torres más lindas! Mientras el badajo golpeaba la campana fuertemente llamando a todos los fieles a misa.

Volteé y vi un curioso letrero frente a la iglesia “El Circo” era la cantina del pueblo la cual me causó asombro y risa por el nombre y su ubicación frene a la iglesia. Las campanas seguían llamando a misa, como buen católico, apostólico, romano, mexicano e hijo de dios que soy, me persigné y entré a la cantina pensando. Señor discúlpame por entrar a este lugar, pero recuerda que tú, convertiste el agua en vino. ¿Entonces también te gustaba el trago o no?

Armado de valor y con la bendición del todo poderoso, entré lentamente puesto que uno no sabe las cosas que puedan ocurrir en un lugar de estos.

Era el primer cliente, el cantinero me recibió con estas palabras: -¡bienvenido a esta su cantina, se ve que usted no es de aquí, ¿de dónde viene? Bueno eso no importa, mientras visite el circo y tenga para pagar todo sale sobrando.

Tomé una silla, pedí la carta, -¿cuál carta? Dijo el cantinero aquí nomás hay cerveza y tequila y la especialidad de la casa “el circo”. -Me trae una cerveza de favor dije en tono educado. Regreso con la cerveza bien fría y pidiéndome quince pesos, puesto como era nuevo en el pueblo, no sabía si tenía para pagar. Le di un billete de veinte a lo que recibí cinco vueltos.


Se abrieron las puertas, dando entrada a dos tipos tan curiosos, uno alto, tan flaco que los huesos estaban casi fuera de la piel con un bigote grueso y tres pelos como barba. Haciendo lucir su hombría, el otro un chaparrito, regordete que llevaba un peinado tipo libre y se veía que uso medio pomo de vaselina puesto que su pelo brillaba igual que el sol.
- Yo invito la primer ronda dijo el chaparrito a lo que el alto respondió – gracias Macrovio, eres puro corazón.

Poco a poco se fue llenando la cantina, llegó el grupo de cuatro señores con traje, puro en la boca, pidiendo tequila y un dominó en la mesa.

En otra mesa padre e hijo platicando. El padre tenía una sonrisa que le llenaba la cara. –Estoy orgulloso de usté mijo, se me va a casar, le daré unos cuantos consejos pa que no se lo bailen.
-si apá, lo escucho, pniendo cara de asombro ante tal sabiduría que tenía su padre.
- Mire mijo; a las mujeres ni todo el amor, ni todo el dinero, y enveces una desempolvadita, pa que no se crean más que uno.
También le dirás que cuando te levantes tiene que estar el desayuno preparado, leche, café, jugo, huevos frijoles y si hay bisté pues bisté ¡ah, y los huevo tienen que ser con tocino! Porque el desayuno le dará la energía pa poder trabajar todo el día. Y recuerde usté no le pega a su mujer, sólo la alecciona.
-Si apá, dijo el muchacho maravillado ante los sabios consejos que daba el padre.- pero ¿cómo es que usté me dice estoy y cuando habla, mi amá levanta la voz un poco y usté siempre hace lo que ella dice?- Mmmmmmm calla hijo usté no pregunte, bueno le contestaré nomás pa que vea que buen padre soy, yo le hago caso a su madre nomás pa que valore la calidad de marido que soy.

Ja ja ja……Compadre chúpele y luego pistea ajajá, asté siempre tan alburero compadre. ¡música ! dijo uno de los compadres , pero pues no había trío, mariachi. Orquesta, sinfónica ni sinfonola. –Aquí está la guitarra dijo el cantinero pero hace falta quién la toque.
-ahí esta chucho cuerdas, cosa de despertarlo y darle un trago y alueguito se pone a tocar.

Pasando un rato lograron despertarle y convencerle de cantar y tocar.

- Buenas las tengan y mejor las pasen, yo ¡chucho cuerdas les tocaré mi música para que les llegue hasta adentro! Calma a dentro del corazón, no sean mal pensados, sólo que hay un problema, no veo claro y como que me raspa la garganta, en eso uno de los compadres le llevó un trago de tequila.

-Así cambia la cosa, dice chucho, haciendo sonar la guitarra, ojalá les guste ésta, haciendo unas mímicas con algo de picardía, y la gente del circo soltó la carcajada.
Chucho cuerdas cantó unas cuantas canciones que a todos los de la cantina, nos dieron ganas de llorar, puesto que todo el mundo tiene alguna huella en el corazón y más acompañado de alcohol. Cabe destacar que chucho así como estaba borracho, sucio, sin rasurar tenía una voz extraordinaria.

Terminó de cantar y dijo: he terminado, canta chucho se escuchó de una mesa.
-No veo claro, estoy igual de seco que las plantas que están en el jardín rodeando al kiosko.
La mandé un par de cubas, agradeció quitándose el sombrero y diciendo si gusta una canción, pídala con gusto lo complaceré.

-Échate la que le gusta a mi señora, a lo que chucho respondió con gran habilidad. – a ella le gusta la del vecino, desgraciadamente no está aquí, así que mejor le aviento la introducción de échate como un perro. La cantina entera rió, al oír las palabras de chucho.

No había tomado mucho, así que me acerqué al cantinero, cuestionándole el por qué el nombre.
-tome una copa de circo y lo sabrá
¿Qué cuesta? A lo que me respondió la mínima cantidad de cincuenta pesos.

Tomó una copa grande de esas cocteleras, le puso tequila, brandy, ron, mezcal, granadina, menta, jarabe, y no se cuantos vinos más. Que esos nunca los vendía, sólo los ponía en la bebida.

Me tomé la copa y después de unos minutos, me dio vueltas la cabeza., la lengua se me trababa, los pies no tocaban suelo y casi al llegar a la puerta, escuché un grito del cantinero. ¡ey amigo, se llama circo porque uno sale rebotando, bailando, dando maroma y teatro y con cara de payaso, como se va usted ahorita! A lo que todos rieron a carcajadas.

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