jueves, 22 de enero de 2009

¡QUÉ COMIDA!

DEDICADO A MI AMIGA JAS, QUE ES UNA CONOCEDORA DE ESO QUE LES LLAMAN LAS ARTES CULINARIAS.
Tuve una invitación a comer en casa de una amiga, ella había planeado la comida para presentarme a una amiga que tiene y que siempre me decía ustedes serían la pareja perfecta. Acepté la invitación a casa de mi amiga Jas, pregunté: ¿qué puedo llevar? Sólo tu presencia me contestó a lo que vi como un halago.
Llegué el día de la dichosa comida, me paro frente a la puerta y toco, toc, toc, toc, salió una chica hermosa, y me dijo tu debes ser Julio el amigo de Jas, -pasa-, -gracias contesté- entré, me senté en la sala en lo que salía Jas, mientras su amiga y yo estuvimos platicando, Jas estaba en la cocina y gritó – ¡no tardo! Sólo estoy terminando de cocinar. Extrañamente empezó a salir un poco de humo de la cocina, me extrañe y pregunté -¿todo bien? – sí, no te preocupes- contestó Jas rápidamente, en eso se escucha un grito desde la cocina y nos levantamos a ver que había pasado. Al momento de entrar vimos como se prendía la uno de los guisos, ¡ahorita lo arreglo! Dijo Jas en un tono de seguridad y confundiéndose tomo una botella, pensando que era agua y se la aventó al fuego, para nuestra sorpresa, tenía un líquido flamable, que hizo que el fuego subiera, casi hasta el techo, hábilmente tomó el sartén que estaba prendido y lo aventó al fregadero, pero por sus nervios lo aventó un poco más arriba de lo que era; rápidamente unas cortinas que estaban ahí empezaron a unirse al equipo de las llamas, nos dio mucha risa a Paola y a mí, soltamos la carcajada, jas con risa y algo apenada nos dijo: - ¡no se queden riendo como mensos y ayúdenme! ¡Se quema la casa y ustedes se van a morir por andar riéndose! Gracias a esos comentarios nos dio un poco más de risa, puesto que todo pasaba, como si fuera un cuento de esos que dan risa, tomé una jarra de limón que había y la aventé al fuego, la volví a llenar y seguí arrojando agua, Jas y Paola, me hicieron segunda, aventando agua con unos vasos, para nuestra suerte, logramos apagar el fuego. El piso era un charco de agua y despistadamente resbalé, caí al suelo al igual que caen las reses en el matadero. Me di santo trancazo, que la cara nomás me cambió de color, Paola y Jas comenzaron a entrar en un ataque de risa, me dio coraje aunque lo supe disimular, tomé una bolsa con harina que había ahí cerca y les aventé en el pelo, ellas rieron más. Paola, tomó un huevo crudo que estaba en el refrigerador y lo estrelló en mi cabeza, jas tomó la jarra, la llenó de agua y empapó a su amiga, total se hizo una guerra en la cocina, donde todos salimos batidos, llenos de todo los ingredientes que hay en la cocina. Después de el frenesí, la euforia y demás. Me di cuenta que ya era un poco tarde, me despedí de las dos chicas y fui a mi casa caminando, como si fuese un suflé, un pastel en preparación o alguna receta de cocina de la abuela. Fue grandioso, porque cuando iba caminando, un niño le dice a su mamá, ya viste, el se ensucia más que yo al comer.

No hay comentarios: