viernes, 8 de mayo de 2009

Diez de Mayo

Este escrito se lo quiero dedicar a mi madre de nombre Leticia Zamora Ramos.

En este mes de mayo, no puede faltar escribir algo referente al diez de mayo.
¡Sí, a las madrecitas lindas! Tan queridas y que es lo que cualquier mexicano lleva dentro de su corazón.
Puede uno soportar cualquier cosa menos una mentada de madre, tan es así, que cuando uno quiere ofender en lo más en lo más dentro y profundo del ser salen esas palabras, que suenan peor que la maquinita que usa el dentista cuando arregla una muela esa frase tan conocida por el mexicano, el famoso <<¡Chinga tu Madre!>> y como el mexicano anda por todos lados siempre la lleva a cantidad enorme de países, donde no hay ningún detector de mentadas, así como lo hay de navajas, drogas, pistolas, mentiras y no sé cuanta cosa más hay.
El mexicano la carga como arma personal para ofender a cualquiera (queriéndose ver más rudo "cualquera") que lo merezca y deba ser presa de tan excelsa frase. En fin, este tema lo trataremos otro día con ayuda de especialistas en la materia ¡vaya que lo hay!

Quiero rendirle tributo a todas las madres del mundo pero en especial a una, aquella que siempre ha visto por mí, que me acompaña y se preocupa de mi andar por este mundo, aquella que me escucha, que vive mis errores junto a mí, a la que siempre que ve mi cuarto dice: deberías de tender tu cama, no te lleva mucho tiempo. Y yo digo que sí, lo hago pero por arte de magia o tal vez desobligado al día siguiente se me olvida aquella sugerencia, dejémoslo en que tengo un poco de mala memoria, para tampoco salir yo tan mal.
Quiero agradecerle, todo ese cariño que me ha brindado, tantas cosas que me ha enseñado y que cuando la veo o la recuerdo, simplemente se me viene a la mente una mujer impecable, honesta, alegre, sincera, fiel a sus creencias, culta, honorable, respetuosa, que ayuda siempre a quien puede y milagrosamente tiene una respuesta a toda duda que yo tenga, o la palabra precisa para que yo sonría en momentos difíciles.
También estudió medicina, por lo tanto siempre tiene el medicamento adecuado para cualquier dolor o cosa que no me haga sentir del todo bien. (incluyendo una que otra crudilla) y cuando no hay poder en los medicamentos para curar un mal sólo con que platique unos minutos con ella, ¡magia me curo!.
¡Cómo agradecerle! Ni escribiendo toda la noche puedo pagarle todo lo que hace por mí, todas esas horas dedicadas a mi vida y estoy seguro que si le pregunto ¿cuánto te debo? Me contestaría que ella me sale debiendo. Ven el porqué le quiero agradecer todo lo que ha hecho y seguirá haciendo por mí. Se que muchos dirán que mejor le hubiese escrito algún poema o algo más tierno, pero ella sabe que esto lo escribí con todo el amor de mi corazón, quien tiene deuda con la mujer más hermosa, amorosa y llena de tanta virtud.

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