jueves, 18 de diciembre de 2008

AMULETO PARA LA SUERTE




¡Lleve su amuleto para la suerte! ¡se siente cansado, no le dura el dinero, su pareja se porta diferente, sus hijos se portan mal, le duelen las piernas, manos, brazos o algo! ¡Seguro lo tienen trabajado! ¡Con este amuleto se curará, los espíritus se alejarán! Tiene cuarzo de todo tipo; traídos desde Egipto, la india, Jamaica y la hermana república de Penjamo.
¡Llévelo por solo cincuenta pesos! ¡Pero como usted se ve que es amigable llévelo por treinta! ¡No deme veinte!

¡Le daré también esta hoja que tiene apuntado, todo lo que le da mala suerte! ¡cosa que nuestro amuleto, vence!
Convencido de lo que me dijo el buen amigo merolico. Compré dos amuletos de la buena suerte, uno lo puse en mi auto y el otro lo colgué en mi cuello. Inmediatamente sentí la vibra que llenaba mi cuerpo.

Fui al café a esterar una chica, con la que tenía cita, en eso recibo una llamada al celular para ofrecerme una disculpa, pues esta chica no podría llegar. Pedí un café para pasar el rato, termino el café me levanto de la silla y salgo del lugar. Doy vuelta en el jardín principal y en eso escucho ¡Adiós chiquito, grandotes pa que me peguen! Volteé y era un tipo, delgado, cabellos pintados de amarillo con rosa, pantalón más que ajustado y una playera que estaba casi bajo la piel; era uno de esos conocidos como: joto, maricón, gay, puto, etc. Seguí mi camino sin darle importancia, tropiezo con algo no me di cuenta que fue en realidad y de puro hocico fui a dar al piso, en eso escucho de la boca del maricón – te levantaba pero ya te chupó el diablo, ¿si te ayudo me das un beso? Me levanté y seguí mi camino. Llego al lugar donde estaba mi coche y ¡sorpresa no estaba! Lo tenía la grúa y estaban en la esquina. Pude alcanzarlos y le supliqué que me devolviera el coche. - ¿pos qué no vio el letrero de no estacionar? Cosa que no vi, porque estaba tapado con unos árboles. –Deme chance, le dije al oficial –chance en estos tiempos, no se puede, imagínese lo que le saldrá el corralón, la grúa por el arrastre más las multas. ¿Tiene su licencia? -¡Claro respondí sacándola inmediatamente de la cartera! –esa no amigo la que vale de verdad. Refiriéndose a unos billetes. Después de largo platicar con el oficial me entrega el carro y yo le entrego los doscientos pesos, subo al auto y me marcho camino a casa la llanta se poncha, y por suerte, estaba cerca una vulcanizadora, en unos cuantos minutos estaba listo el coche. –Son treinta pesos jefe- y al momento de buscar la cartera en mi pantalón, me di cuenta que la había tirado sin querer. Dejo mi celular en garantía, fui a casa por los treinta pesos y regresé por el celular.

Por fin de cuenta llego a casa, pensando en todo lo que me había pasado, y después de tanta travesía sentí un hueco en el estómago, tomo el celular para pedir una pizza, al momento de marcar me doy cuenta que se terminó mi saldo, puesto que el talachero había usado mi teléfono. Salgo a un teléfono pido la pizza, y tarda más de una hora en llegar, salgo a recibirla y me dice el repartidor disculpe la tardanza, la pizza es gratis. ¡Bendito amuleto! Pensé, si que me das suerte.

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