Uno de mis primeros amores lo conocí cuando viajaba por la hermana república de Tamaulipas, recuerdo que fui a su playa “Bagdad” que está a unos cuantos minutos de Matamoros, ahí conocí a Azucena, una chica alta, guapa y muchas cualidades que los hombres verían a simple vista y una que otra mujer la criticarían por tener buen cuerpo.
Estaban jugando con una pelota a pasarla sobre la red, ya fuera con las manos, cabeza, pies, hombros, etc. Un tipo de volleyball pero con trampitas, por suerte un equipo no estaba completo. Sólo los observaba jugar sin decir nada fue cuando uno de ellos gritó ¡Compa, véngase a jugar pa completar el equipo! (un acento norteño y casi regañándome), claro me levanté y fui corriendo para ayudar al equipo en desventaja, mostrándoles mis cualidades como buen deportista, no hice ningún punto, sólo terminé todo lleno de arena y un poco rosado puesto que la arena se había metido quisquillosamente entre mis pantaloncillos cortos.
Terminamos el partido y nos fuimos a tomar unas chelas. Todos ellos estudiaban en la misma escuela, me preguntaron por mi oficio y con orgullo dije: cuentacuentos callejero a lo que unos se rieron en tono de burla, pero una chica llamada Azucena me pidió que no les hiciera caso, que le contara más sobre mi vida, me tomó de la mano jalándome a caminar por la playa, estuvimos platicando muy buen rato, nos vimos frente a frente y nos dimos un beso creo que fue la primera vez que me enamoré, bueno sin contar a cristina aquella chica, que cuando estudiaba en la primaria me cautivó, me enamoró pero por mi inmadurez nunca le dije nada, aunque todos los años de la primaria la veía con ojos de enamorado (de zopilote a medio morir.)
El chiste es que Azucena y yo sentimos un gran cariño el uno por el otro, pensamos en una relación duradera y me pidió que la llevara conmigo.
Fuimos a conocer a sus papás pero en cuanto supieron de mi profesión me corrieron de su casa, con pistola en mano. Jamás supe de ella, bueno si un día regresé y la vi con un muchacho dándose un beso, fue cuando decidí mejor alejarme y no interrumpir a aquellos tórtolos enamorados.
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