jueves, 16 de octubre de 2008

locura

Caminando solo, sin su alma, su misma sombra lo había abandonado, daba pasos lentos pero constantes, encerrado en su mundo, de sueños, vivencias. Recordando sufrimientos en la vida, pero también alegrías que esta tiene. Así soltaba una lágrima junto con una sonrisa y gracias a esto permanecía su camino por el mundo.

De pronto, ve una mujer, caminando por ahí, hablando no sabe de qué, no entendía sus palabras, puesto que estaba admirado y su cerebro bloqueó cualquier sentido que pudiese tener excepto la vista.

Para él fue lo más grandioso, era bella, especial, esa mirada fija, penetrante, que se mete en tus pupilas como el clavo en la madera, y aunque le logres sacar ha dejado ya una huella.

Fue entonces cuando en el caminar ella quedó frente a él, temblándole a él el cuerpo, y a ella su corazón, callados por un instante, sólo se escucha el viento de la noche, todo se queda en calma. Ellos mirándose como dos chiquillos. Hablando sin decir una palabra, todo por medio de miradas, de sonrisas, de lágrimas y unos cuantos suspiros.

Cantan los grillos de noche, parecía como si festejaran aquel encuentro, entre más tiempo se ven, más fuerte cantan los grillos, luciéndose en su concierto.

Pasa una que otra alma y los miran desde lejos, todos los juzgan de locos, y siguen en su camino de soberbia, ira, rencor, dinero, lujos, vestidos, y ellos por no desear lo mismo siguen siendo los locos.

El estira su mano, ella clava más fuerte su mirada en la de él, pero toma la mano, no han dicho una sola palabra de su boca, y emprenden ese camino, y se alejan poco a poco dejando atrás toda sombra, siguen cantando los grillos y al mismo tiempo, comienzan las campanas de la iglesia, y el cielo se une al coro dejando caer el agua, con tal fuerza que se convierte en un concierto de la naturaleza, siguen caminando, cansados ha pasado tanto tiempo, que ella se acuesta en el suelo, el se quita su camisa se la pone de cobija, empapados, solos, sin hablar una sola palabra, la temperatura baja muchos grados el agua se vuelve hielo, el se acuesta junto a ella y le pasa una mano por su cuerpo, abrazándola, cerrando también sus ojos.
El cielo ha quedado mudo, las campanas no se escuchan, el viento sigue soplando, mientras los grillos les cantan una canción de cuna para nunca despertar.

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